Era el invierno de 1992, frío y muchas hojas caídas y mojadas por la lluvia. La chimenea prendida hacia correr un muy ligero vapor de humo hacia el resto de la casa. Mis hijas mas grandes hacían la tarea escolar y las pequeñas construían un casa de cartón para guardar las muñecas. Hora de dormir… y bueno les contaría un cuento… Cada noche era un cuento distinto y que les inventaba en el momento, tratando de que cada historia contada les dejara un mensaje para aprender y conocer la vida.
A veces mezclaba dos relatos antiguos para hacer uno nuevo y ellas decían ; – No papá que así no es!! entonces comencé a escribirlos para recordarlos bien.
Muchas veces hablando en la mesa sobre mi trabajo cotidiano, que es la rehabilitación de chicos, en su mayoría con parálisis cerebral y autistas. Ellas me hacían algunas preguntas. ¿Pá les duele las piernas cuando se las mueves ? ¿Porque nacen así? y la verdad yo quería que supieran que era padecer un problema físico y ser diferente, también que lo importante es el potencial que posee cada uno para compartir y ser feliz . Y se ilumino mi corazón y comencé a desarrollar la historia de Angelo.
Mi mujer embarazada de 4 meses era el marco escenográfico perfecto para mostrar el nacimiento del Angel y con unas pinturitas escolares comencé a dibujar la primera ilustración. Mis hijas aportaban ideas, risas y alguna lágrimas a la hora de irse a dormir ese día. Termine esa noche a las 3 de la mañana la historia de «El ángel diestro». La noche siguiente se las conté y sus corazones entendieron el mensaje .. Soñaron con plumitas, nubes y gente maravillosa.
Ese año tuvimos la tristeza de perder ese embarazo, aunque la niña vino en los años posteriores. Pero como decía Viviana (La panzona mas linda del mundo) perdimos un niño per ganamos un Ángel…. Si ese que seguro todavía la visita ….